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Piero Cipollone
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  • DISCURSO

El euro digital: un paso hacia adelante colectivo para Europa

Declaración introductoria de Piero Cipollone, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, ante la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo

Bruselas, 17 de noviembre de 2025

Me complace estar ante ustedes de nuevo para ofrecer información actualizada sobre el euro digital. Esta es la séptima ocasión que intervengo ante esta Comisión para intercambiar puntos de vista a este respecto.

Estamos logrando avances significativos en los preparativos legislativos y técnicos, lo que nos aproxima a asegurar que el dinero de banco central pueda seguir estando al servicio de los ciudadanos, las empresas y la economía de Europa en la era digital.

El Consejo de la UE tiene previsto acordar su enfoque general sobre el proyecto legislativo antes del final del año[1] y esta Comisión está trabajando para definir la posición del Parlamento Europeo.

En la reunión de la Cumbre del Euro de octubre, los dirigentes de la zona del euro reiteraron la relevancia estratégica del euro digital y destacaron la importancia de completar rápidamente el trabajo legislativo y de acelerar las demás medidas preparatorias[2].

Para asegurar la preparación técnica, el Consejo de Gobierno del BCE ha decidido recientemente pasar a la siguiente fase del proyecto del euro digital[3].

Dado que seguimos preparándonos para la posible emisión de un euro digital, desearía responder directamente algunas preguntas recurrentes. En el debate público, oigo frecuentemente cuatro preguntas, en particular:

  • ¿Por qué necesitamos otra solución de pago?
  • ¿No se están poniendo en peligro los modelos de negocio de los bancos?
  • ¿Sustituiría el euro digital al efectivo?
  • ¿Podría utilizarse para controlar a los ciudadanos e interferir en su privacidad?

Responderé ahora a cada una de ellas.

Efectivo digital

En primer lugar, ¿por qué necesitamos un euro digital? La respuesta es sencilla: para ampliar los beneficios del efectivo a los pagos digitales.

El efectivo tiene múltiples beneficios: es nuestra moneda soberana, emitida por una institución de la Unión Europea (UE), el Banco Central Europeo. Se acepta en toda la zona del euro. Es fácil de usar, gratuito, inclusivo y protege la privacidad. Los estudios realizados muestran que los consumidores valoran estas características[4].

Pero no podemos utilizar efectivo —y disfrutar de sus ventajas— para los pagos digitales. Los pagos en línea son un buen ejemplo. Actualmente representan más de un tercio de nuestras compras diarias.

Para los consumidores, la falta de efectivo para las operaciones en línea —y las operaciones digitales más en general— reduce sus opciones y, por tanto, su libertad para decidir cómo pagar.

Para los comerciantes, esto significa menos poder de negociación y costes más elevados para aceptar los pagos digitales, lo que, en última instancia, se traduce en unos márgenes más bajos para ellos y en precios más altos para los consumidores.

El euro digital daría respuesta a estas cuestiones ofreciendo una forma digital de efectivo. Y hay demanda. En una encuesta llevada a cabo por el Eurosistema, tras una presentación sobre el euro digital, el 66 % de los europeos expresaron interés en probarlo[5]. Asimismo, los comerciantes han destacado el potencial del euro digital para facilitar y abaratar su aceptación de los pagos digitales[6].

Para Europa en particular, existe otra razón específica y especialmente importante: no disponer de una forma digital de efectivo representa un riesgo para nuestra autonomía estratégica.

Transcurridos 25 años desde la introducción del euro, aún no contamos con una solución de pagos europea que permita a los ciudadanos efectuar pagos diarios digitales en el conjunto de la zona del euro. La fragmentación del mercado de pagos hace que la zona del euro dependa de la «buena voluntad de los extranjeros» para los pagos digitales minoristas. Tenemos datos que lo demuestran.

En la actualidad, 15 de los 20 países de la zona del euro no disponen de una solución nacional que se utilice de forma significativa para los pagos digitales en tiendas físicas, y más de la mitad no cuentan con una solución nacional ampliamente aceptada para los pagos en comercios electrónicos[7]. Incluso las redes de tarjetas nacionales que ofrecen una alternativa europea en algunos países siguen dependiendo de redes de tarjetas no europeas para las operaciones transfronterizas dentro de la zona del euro. En la actualidad, las redes internacionales de tarjetas liquidan dos tercios de las operaciones con tarjeta en la zona del euro.

Por tanto, tenemos un problema claro, al que el euro digital ofrece una solución obvia. El euro digital proporcionará una forma digital de efectivo que complementará los billetes y monedas con los que estamos familiarizados, asegurando que podamos mantener los pagos —físicos y digitales— operativos en todo momento, sin depender de decisiones adoptadas fuera de Europa.

El euro digital será una solución de pago digital europea basada en una infraestructura europea. Todos los proveedores que hemos seleccionado son «nacionales de la UE» controlados por «nacionales de la UE»[8]. Asegurará que el euro siga siendo la única unidad de cuenta, protegiendo nuestra soberanía monetaria también con la expansión de las stablecoins —que actualmente están denominadas en monedas extranjeras— y de los criptoactivos, que no tienen respaldo.

Mantener los modelos de negocio de las entidades de crédito y mejorar los servicios de pago que pueden ofrecer

Permítanme referirme ahora a sus implicaciones para los bancos. El euro digital les permitirá preservar su modelo de negocio y mejorar los servicios de pago que pueden ofrecer.

Desde el principio, hemos previsto que el euro digital se distribuya a través de los bancos, puesto que desempeñan un papel fundamental en la financiación de la economía de la zona del euro y en la transmisión de la política monetaria.

Hemos diseñado el euro digital de forma que garantice que los bancos no perderán su capacidad de intermediación. Al igual que con el efectivo, las tenencias de euros digitales no se remunerarán. También se limitarán para evitar cualquier riesgo de salidas excesivas de depósitos, y una vinculación con cuentas en bancos comerciales garantizará que los ciudadanos puedan hacer y recibir fácilmente pagos en euros digitales, incluso por importes elevados. Nuestras recientes evaluaciones técnicas confirman que la introducción del euro digital no socavaría la estabilidad financiera[9].

¿Cuáles son los costes y beneficios para la actividad de pagos de los bancos?

Con las redes internacionales de tarjetas, los bancos pierden comisiones. Con las grandes soluciones tecnológicas de pagos móviles pierden comisiones y datos. En el futuro próximo con las stablecoins, que no tienen límites de tenencia, perderían comisiones, datos y depósitos minoristas estables.

Con el euro digital, el modelo de compensación del euro digital asegurará que los bancos tendrán beneficios cuando un pago realizado a través de una de estas soluciones sea sustituido por una operación en euros digitales dado que el Eurosistema no cobrará comisiones, lo que generará ahorros que pueden distribuirse entre las entidades de crédito y los comerciantes. El euro digital reforzará también el poder de negociación de los bancos frente a las redes internacionales de tarjetas.

Además, permitirá a los bancos mejorar y ampliar el alcance de los servicios de pago que ofrecen a un coste menor. Proporcionará una red y estándares de aceptación abiertos que las iniciativas privadas europeas, como Wero y la Alianza Europea de Pagos, podrán aprovechar para aumentar su atractivo comercial y operar a escala paneuropea[10]. Estos proveedores podrán integrar sin dificultades el euro digital en sus soluciones de pago existentes, por ejemplo, en monederos digitales, o asociándolo (co-badging) a tarjetas físicas [11].

Permítanme reiterar: no existe competencia entre soluciones públicas y privadas, sino una cooperación mutuamente beneficiosa que hará que la autonomía estratégica europea sea más creíble y factible en el mercado de pagos minoristas.

En lo que se refiere a los costes, es probable que los costes de inversión del euro digital para los bancos sean significativamente inferiores a los sugeridos en algunos estudios externos y correspondan aproximadamente al 3,4 % del presupuesto anual para mejoras tecnológicas de las entidades significativas durante un período de cuatro años. Se espera que los costes de inversión totales sean comparables, en líneas generales, a los estimados para la implementación de la segunda Directiva sobre servicios de pago (Payment Services Directive, DSP2) y muy inferiores a los de la Zona Única de Pagos en Euros (Single Euro Payments Area, SEPA)[12].

Complementar el efectivo físico, no sustituirlo

En cuanto a la preocupación por el futuro del efectivo, hemos sido muy claros que el euro digital complementará el efectivo y no lo sustituirá, de modo que todos puedan elegir cómo pagan.

En consonancia con nuestra Estrategia de efectivo del Eurosistema, trabajamos para asegurar que el efectivo físico siga estando disponible y aceptado en toda la zona del euro como medio de pago y depósito de valor.

El efectivo es dinero de banco central: el BCE es el emisor de los billetes en euros. No tenemos interés en interrumpir la emisión de efectivo. Por el contrario, constituye el núcleo de nuestro mandato.

De hecho, estamos trabajando en la tercera serie de billetes en euros. El proceso de rediseño en curso de los billetes en euros, que traerá en elementos de seguridad mejorados, demuestra el compromiso del BCE con el futuro del efectivo.

También hemos manifestado nuestro apoyo a reforzar el estatus de curso legal del efectivo, que es una parte esencial del Paquete de la moneda única propuesto por la Comisión Europea y contribuiremos a mantener los beneficios del efectivo que he mencionado anteriormente. Queremos que los ciudadanos puedan seguir utilizando el efectivo, tanto en formato físico como digital, como prefieran.

Proteger la privacidad y la libertad

El euro digital también protegerá la privacidad y la libertad de los europeos: la preocupación de que pueda utilizarse como instrumento de vigilancia es infundada.

En primer lugar, la modalidad offline del euro digital ofrecerá una privacidad similar a la del efectivo: cuando el dinero pasa de un monedero a otro, solo el ordenante y el beneficiario conocerían los detalles de la operación. Ningún método de pago existente ofrece niveles de privacidad comparables, aparte del efectivo.

En segundo lugar, para los pagos en línea, el Eurosistema no podrá identificar al ordenante ni al beneficiario. Utilizaremos tecnología puntera para pseudonimizar y encriptar todos los datos, por lo que no veremos información personal sino únicamente códigos que representarían ordenante, al beneficiario y el importe de la operación, que solo sus bancos podrán vincular con sus identidades respectivas. Incluso para estos códigos habrá normas muy estrictas sobre quién puede acceder a ellos con el fin de gestionar el sistema. Además, aseguramos que esto pueda auditarse.

Estaremos sujetos a la supervisión de autoridades independientes de protección de datos para garantizar que cumplimos la legislación de la UE aplicable. Queremos que vean lo que estamos haciendo y asegurarnos de que todos sepas que hacemos lo que decimos que haremos. También seguiremos dispuestos a explorar técnicas para mejorar la privacidad en el futuro que nos permitan adoptar tecnologías más avanzadas tan pronto como estén listas para su aplicación, una necesidad en un sistema que tiene que realizar mil millones de transacciones cada día.

En tercer lugar, los bancos seguirán realizando controles para prevenir el fraude o el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo, como ya hacen.

En cuarto lugar, el euro digital nunca será dinero programable: no será posible restringir su uso a fines predefinidos. En otras palabras, no habrá limitaciones sobre dónde, cuándo o para qué puede utilizarse.

Por último, nadie se verá obligado a utilizar el euro digital, solo ofrecerá una opción de pago adicional. Quienes sigan teniendo motivos de preocupación podrán seguir utilizando el efectivo físico u otros medios de pago.

El euro digital será como el efectivo físico, pero en forma digital. Mejorará la libertad de los europeos para elegir cómo pagan, ofreciendo una opción adicional para todos los pagos digitales en el conjunto de la zona del euro.

Concretar el euro digital

Poder ofrecer un euro digital depende de la preparación tanto legislativa como técnica.

La legislación desempeñará un papel central para garantizar los beneficios del euro digital. En particular, la distribución obligatoria y el curso legal son fundamentales para asegurar que sea accesible a todos y aceptado para cualquier pago digital. Además, las modalidades online y offline del euro digital se complementarán, combinando la comodidad de los pagos digitales con la resiliencia y la accesibilidad del efectivo, lo que permitirá utilizar el euro digital en cualquier situación, desde plataformas de comercio electrónico hasta en zonas remotas sin red de cobertura.

Por nuestra parte, estamos trabajando para asegurar que estamos preparados desde el punto de vista técnico para la posible emisión del euro digital. Sobre la base del trabajo que hemos realizado hasta ahora[13], la nueva fase del proyecto del euro digital se centrará en desarrollar la capacidad técnica necesaria. La decisión definitiva del Consejo de Gobierno del BCE sobre si se emitirá o no un euro digital se tomará después de que se haya adoptado la legislación. Asumiendo que los colegisladores europeos adopten el Reglamento relativo a la instauración del euro digital el año próximo, un ejercicio piloto y operaciones iniciales podrían realizarse desde mediados de 2027 y el euro digital podría estar listo para su primera emisión en 2029.

Conclusión

Permítanme concluir.

La introducción del euro digital no es meramente un proyecto técnico: constituye un paso vital y prospectivo para garantizar que el dinero de banco central siga al servicio de los europeos en un mundo cada vez más digitalizado.

El euro digital complementará los billetes y monedas en euros, ampliando los beneficios del efectivo a los pagos digitales. Proporcionará a la zona del euro un medio de pago digital soberano, universalmente aceptado y facilitará a las soluciones privadas europeas ampliar su alcance.

Los consumidores, los comerciantes y las entidades de crédito se beneficiarán. Se reducirá la dependencia de Europa respecto de proveedores no europeos, reforzando nuestra resiliencia, nuestra autonomía y nuestra seguridad económica. Cuanto más esperemos, más tardarán en materializarse estos beneficios.

El BCE seguirá apoyando las deliberaciones legislativas con aportaciones técnicas y proporcionando información transparente sobre el progreso de nuestro proyecto sobre el euro digital. A este fin, hemos publicado hoy material de apoyo adicional como anexo a mi declaración.

Gracias por su atención.

  1. Véase «Eurogrupo, 19 de septiembre de2025».

  2. Véase «Declaración de la Cumbre del Euro, reunida en composición ampliada», 20 de marzo de 2025, y la «Declaración de la Cumbre del Euro, reunida en composición ampliada», 23 de octubre de 2025.

  3. Véase BCE (2025), «El Eurosistema pasa a la siguiente fase del proyecto del euro digital», nota de prensa, 30 de octubre.

  4. Véase BCE (2025), Progress on the preparation phase of a digital euro — Second progress Report, 30 de diciembre.

  5. ibíd.

  6. Véase EuroCommerce (2024), “EU businesses’ competitiveness impacted by current cards payments landscape – a call for urgent action”, Position paper, 8  de julio; e Ipsos (2025), ECB digital euro user research, 30 de octubre.

  7. Véase el cuadro 1 en BCE (2025), Progress on the preparation phase of a digital euro – Closing progress report, octubre. Una solución nacional que se utiliza de forma significativa se define como una solución con una cuota de mercado estimada superior al 10 % en el caso de uso respectivo, aunque también pueden existir técnicamente otras opciones nacionales. A falta de datos fiables sobre la aceptación de soluciones de pago nacionales por país y caso de uso, la clasificación se basa en la utilización de una solución de pago nacional.

  8. Se entiende por «nacional de la UE» una persona jurídica con domicilio social en un Estado miembro de la UE o una persona física que tenga la nacionalidad de un Estado miembro de la UE. «Control»: la capacidad de ejercer una influencia decisiva sobre una empresa, directa o indirectamente a través de una o más empresas intermedias. El control puede adoptar cualquiera de las formas siguientes: i) la tenencia directa o indirecta de más del 50 % del valor nominal del capital en acciones emitido en la entidad jurídica de que se trate, o de la mayoría de los derechos de voto de los accionistas o asociados de dicha entidad; ii) la posesión directa o indirecta, de hecho o de derecho, del poder de decisión en la entidad jurídica de que se trate. Véase BCE (2025), «ECB selects digital euro service providers», nota de prensa, 2 de octubre.

  9. En respuesta a las solicitudes de los colegisladores, el BCE ha llevado a cabo una evaluación detallada del posible impacto sobre la estabilidad financiera de diversos límites de tenencias hipotéticos. Nuestros análisis confirman que el uso del euro digital en los pagos diarios no socavaría la estabilidad financiera. Incluso en un escenario de crisis extremadamente prudente y muy improbable, la estabilidad del sistema financiero se mantendría intacta. Véase BCE (2025), «Technical data on the financial stability impact of the digital euro», octubre.

  10. Véase BCE (2025), Fit of the digital euro in the payment ecosystem – Report on the dedicated Euro Retail Payments Board (ERPB) technical workstream, octubre.

  11. En ambos casos, el euro digital podría ser una «solución alternativa» que permitiría un alcance paneuropeo total, manteniendo al mismo tiempo la cuota de mercado de los sistemas nacionales o regionales en los que estén aceptados. En el escenario de marca compartida (co-branding) voluntaria, las redes del sector privado podrían ser la marca preferida donde sean aceptadas, y el euro digital sería la solución alternativa donde (aún) no se acepta la red del sector privado. Se trataría de una forma de interoperabilidad de bajo coste entre las soluciones nacionales/regionales y el euro digital, que garantizaría que el usuario siempre pague con una solución europea. Podría reducir la dependencia de las redes internacionales de tarjetas, lo que significa esencialmente que solo se necesitarían para los pagos en países no pertenecientes a la UE. Véanse los anexos del informe del BCE de 2025 Fit of the digital euro in the payment ecosystem, Report on the dedicated Euro Retail Payments Board (ERPB) technical workstream, 30 de octubre.

  12. Sobre la base de nuestro análisis técnico, los costes totales de inversión de los bancos podrían situarse entre 1.000 millones y 1.440 millones de euros anuales durante un período de cuatro años. Esta estimación es coherente con la evaluación de impacto de la Comisión Europea, y sería significativamente inferior a los costes incurridos durante la implantación de la SEPA, y entre cinco y seis veces inferior a las cifras presentadas en el estudio de PwC. Véase PWC (2025) «Digital Euro Cost Study», junio Véase también BCE (2025), «A view on recent assessment of digital euro investment costs for the euro area banking sector», octubre.

  13. La finalización de la fase preparatoria marca un paso importante en el proyecto del euro digital. En la fase de preparación, avanzamos en la mejora del diseño práctico del euro digital, sobre la base de la información obtenida durante la fase de investigación llevada a cabo entre 2020 y 2023. Los principales logros incluyen: i) la elaboración del borrador de las normas de funcionamiento del esquema del euro digital; ii) la selección de los proveedores para los componentes del euro digital y los servicios relacionados; iii) la puesta en funcionamiento de una plataforma de innovación para la experimentación con los participantes en el mercado; y iv) el estudio llevado a cabo por una línea de trabajo técnico sobre la adecuación del euro digital al ecosistema de pagos. Véase BCE (2025), «El Eurosistema pasa a la siguiente fase del proyecto del euro digital», nota de prensa, 30 de octubre.

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17 November 2025